Devocionales cristianos diarios – Semana #21
Sermones predicados el domingo 22 de mayo del 2022, Día del Señor
Devocional basado en el Sermón Evangelístico
La Ley que conduce al Evangelio
Éxodo 20:8
Éxo 20:8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. v9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; v10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. v11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
Lunes 23 de mayo
Hoy es el día 1 de 6 que Dios estableció para que trabajásemos e hiciésemos toda nuestra obra en la semana. ¿Por qué? Debido a que Él es soberano y puede disponer de nuestro tiempo como bien le parezca. Él es Dios, no nosotros; Él es el Rey del mundo, no nosotros. Él ya ha decidido cómo quiere que nuestras semanas sean distribuidas. Sin embargo, esa voluntad Suya no es tiránica ni caprichosa ni carente de consideración, sino sabia, razonable y bondadosa, al mismo tiempo que poseedora de toda autoridad. Así que entreguémonos con diligencia a nuestras labores, actividades y obras semanales a partir de hoy, planificando con entendimiento nuestros días y recordando que al finalizar esta semana Dios nos llamará al descanso santo en el inicio de la siguiente.
Martes 24 de mayo
Si Dios está en el primer lugar de nuestros corazones y es la prioridad de nuestras vidas entonces lo demostraremos con la manera en cómo vivimos y hacemos uso de cada uno de los días de la semana que Él nos concede vivir. Así como el hombre y la mujer que se van a casar piensan en el evento de su boda más que en cualquier otro, de tal forma que hacen girar sus agendas en torno al esperado día, así nosotros, como una Iglesia amorosa y expectante, deberíamos vivir cada semana en torno al Día del Señor, el primero de los días, el rey de los días, el más dulce de los días. ¿Por qué? No porque haya un valor intrínseco en el día per se, sino porque el Señor lo ha apartado y santificado para que tras seis días de encargarnos de nuestros asuntos santifiquemos esa jornada para concentrarnos directamente en los Suyos y ser, en consecuencia, bendecidos. Si Dios y Su voluntad ocupa el primer lugar de nuestro ser, entonces el Día del Señor y los negocios de Señor ocuparán también el lugar prioritario de nuestras agendas.
Miércoles 25 de mayo
No hay cuarto mandamiento sin primero, segundo y tercero. En él, de hecho, convergen los primeros tres: nos habla del Dios soberano que tiene potestad absoluta sobre nuestro tiempo, de Su Día de adoración establecido y de la distinción santa que, como el Santo, hace de tal día a fin de que sea dedicado para asuntos santos. Pero en este estatuto también se hace la transición hacia la segunda parte de la ley, los siguientes seis mandamientos: se nos ordena a amar a nuestro prójimo. ¿Cómo? Sirviéndole a través de nuestro trabajo durante los días dispuestos para ello, y procurando, propiciando y respetando su descanso en el tiempo apartado para ese propósito. No sólo somos llamados a amar y a honrar a Dios, sino a recordar que no lo hacemos de veras hasta que no amamos a Sus criaturas.
Jueves 19 de mayo
En el pasado Dios ordenó a Israel que no recogiera maná en el día de reposo. ¿Qué hicieron muchos? Salieron a buscar el maná en el día en que Dios lo había prohibido. ¡Y cuánto se indignó el Señor por tal intención, aunque no se pudo materializar su recolección dado que Dios no envió el dulce pan en ese día! Hoy Dios nos ordena que usemos el Día del Señor para apropiarnos del Maná Celestial: de Jesucristo, nuestro dulce pan de vida. ¿Qué hacen muchos? Salen a buscar cualquier otra cosa, excepto al Señor. Buscan sus paseos, sus familias, sus deportes, sus recreaciones, su entretenimiento, su trabajo, su estudio, su sueño, sus compras, sus negocios… lo mismo que hacen el resto de sus días y el resto de los impíos. ¿Ese es su caso? Recuerde que aquel que profana el Día del Señor será quebrantado por el Señor del día. Él no acariciará el corazón de piedra del que procede tal transgresión, tal falta de compromiso, tal hurto de las santas horas.
Viernes 27 de mayo
Nuestras cargas espirituales no son pocas ni pequeñas. La culpa nos pesa, la vergüenza nos atribula, la frustración nos abruma, la infelicidad nos aflige, la falta de una solución eficiente, plena y duradera nos carcome. No hay paz para nosotros es una realidad que conocemos de primera mano. Pero esto es y será así sólo hasta que veamos a Jesucristo con fe sincera y nos acerquemos a Él con arrepentimiento real. Él puede llevar todas nuestras pesadas cargas sobre Sus plenipotenciarios hombros, y llenarnos de Su dulce reposo a través de Su perdón. Si hemos trabajado en el pecado durante la jornada de nuestra vida, vengamos ya al necesario descanso que nos ofrece el Salvador del mundo: «Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar». Ese es el dulce cántico de quien vivió para representarnos, murió para sustituirnos y resucitó para justificarnos.
Devocional basado en el Sermón de Enseñanza
Hechos 18:9-10
Hch 18:9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;
Hch 18:10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.
Lunes 23 de mayo
La Biblia nos muestra que Pablo tuvo miedo de los que le asechaban estando en Corinto. Si el Apóstol paso por este mal, cuánto más miedo sentiremos nosotros cuando descuidamos los medios de gracia. Lucas muestra cómo nuestro Señor en visión Le enseña a Pablo de qué manera debía seguir predicando en esta ciudad. Hoy no hay visiones que esperar porque tenemos la revelación completa de Dios para nosotros en la Biblia. Así que, sabiendo esto debemos recordar la palabra de Cristo para hacerle frente al miedo que se levanta cuando queremos servir fielmente al Señor.
Martes 24 de mayo
El pecado infectó nuestro ser. Nuestra alma en sus facultades se encuentra afectada por el pecado. Cuando Adán y Eva pecaron, Dios Les llamó, y la respuesta de nuestro primer padre fue: “Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo”. Todo hombre siente miedo. Como creyentes también sentimos miedo, este afecta nuestra toma decisiones, y hace que tengamos actitudes poco cristianas. Para enfrentar este mal, debemos no solamente recordar la palabra de Cristo, sino también orar fervientemente a Él. Esto hicieron los siervos del Señor. ¡Qué nuestra oración sea como la del Salmista del Salmo 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”!
Miércoles 25 de mayo
El temor es una herramienta que Satanás utiliza para debilitarnos. Él influencia a los no regenerados para hacernos coger miedo, y seamos dominados por este. Su propósito es amedrentarnos para que no prediquemos a Cristo. Sin embargo, nosotros tenemos un propósito mucho mayor: ser fieles a nuestro Rey. Por lo tanto, debemos tener la convicción de saber que Cristo ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin. El Señor en Su Omnipresencia estará en medio de nosotros cuando estemos haciendo Su voluntad, convencidos de esta verdad podremos triunfar ante el temor.
Jueves 26 de mayo
Los mandatos de Cristo son claros. Cuando Pablo sintió temor, el Señor habló directamente a sus problemas dándole tres órdenes breves: No temas, sino habla, y no calles. El Apóstol no dudo en aceptarlas. De igual forma debemos aceptar los mandatos del Señor. Si lo hacemos, podremos seguir predicando sin temor a los hombres y obedeceremos a Dios antes que achicopalarnos ante el temor para que no prediquemos. ¡Qué siempre tengamos presente el aceptar y cumplir las ordenanzas del Señor como arma contra el temor!
Viernes 27 de mayo
Las Escrituras enseñan que Dios el Padre ha elegido a Su pueblo desde la eternidad. A través de la proclamación de la Palabra y el poder del Espíritu, Él traerá a Su pueblo a la salvación en Cristo. Como predicadores que proclamamos sin temor y con fidelidad el mensaje del evangelio debemos poner toda confianza en Dios y pedir resultados tangibles con suma reverencia a través de nuestras oraciones. El Señor ha prometido que estará con nosotros como le dijo a Pablo, por lo que, es menester atesorar esta promesa como un remedio más para no temer, sino hablar, y no callar.