Devocionales cristianos diarios Semana #25
Sermones predicados el domingo 19 de junio del 2022, Día del Señor
Sermón evangelístico
Serie: La Ley que conduce al Evangelio
Título del sermón: La justicia de Cristo reemplaza nuestra injusticia
Éxodo 20:15
No hurtarás
Lunes 20 de junio
No caigamos en ninguna corriente que tire de lado alguna enseñanza de la Escritura. El fanatismo sólo es loable mientras sea fidelidad fervorosa a Cristo: todo lo demás merece un absoluto desprecio. Aquellos que so pretexto de estar agradecidos con Dios se lanzan con un afecto desmedido por los bienes y trabajos de este mundo están tan errados como aquellos que piensan que hacen mejor si se alejan por completo de todo asunto terrenal para que sus almas supuestamente se entreguen más y mejor a lo Divino. El octavo mandamiento les condena a ambos. El Señor no quiere que poseamos inclinaciones exageradas hacia el dinero, el trabajo, el descanso y la comodidad, ni quiere que veamos estas cosas como intrínsecamente pecaminosas. Él no desea que abandonemos nuestros deberes terrenales por entregarnos a supuestos deberes celestiales, ni que dejemos de lado la prioridad de Su Reino por una dedicación excesiva a las cosas que perecen. Equilibrio bíblico, hermanos, busquemos un equilibrio bíblico siempre: es decir, procuremos que nuestras mentes posean posturas que tengan en cuenta la totalidad de la Palabra de verdad, y no solo la particularidad que más nos agrade.
Martes 21 de junio
El trabajo no es malo en tanto lo que se haga no sea inmoral. Trabajar es un deber Divino, un llamado del Señor a todos los hombres dado desde la creación. Ese deber general se hace específico en nuestras diversas circunstancias, y a la luz de nuestros diferentes dones. Unos son llamados a ser tenderos, otros ingenieros; unos a vender diversos productos, otros a prestar diversos servicios; unos a las artes, otros al deporte, otros a la ciencia. Su trabajo es parte integral del llamado general que Dios nos ha hecho a sujetar todas las cosas a Él. Eso debe hacerlo el mecánico tanto como el doctor; el modista como el constructor; el odontólogo y el contador. Todos somos llamados a trabajar, y a hacerlo alegremente como para nuestro Dios, nuestro Jefe supremo. De esta manera cumpliremos el triple propósito del trabajo: 1) honrar al Señor ejerciendo nuestro llamado de ser buenos mayordomos de Su mundo, de Su tiempo y de Sus dones a través de un espíritu laborioso, juicioso y diligente; 2) servir a los demás con nuestras labores hechas con excelencia y profesionalidad; 3) y generar recursos propios lícitos para nuestro bienestar y el de nuestra familia. No desprecie con desánimo, negligencia o ingratitud el llamado general que Dios le hace a trabajar, ni el específico que le ha hecho en la labor que actualmente cumple.
Miércoles 22 de junio
Valoremos el descanso, y entendámoslo como un don del amor de Dios, pero jamás lo confundamos con la pereza y la ociosidad. Hay un gran abismo en estas cosas. La pereza nos lleva a lanzarnos a una lamentable inactividad del deber por desgano, y la ociosidad nos lleva a entregarnos a todo tipo de actividades que suplanten nuestros deberes. No hurtar implica necesariamente trabajar, y hacerlo con un espíritu animado y diligente. ¿No es nuestro Señor Jesucristo ejemplo de ello? ¿No vino a esta tierra a trabajar esforzadamente y sacrificarse valientemente? Aprendamos de la humildad de Cristo también en esto. No nos entreguemos a largas horas de entretenimiento diario, ni a excesivas vacaciones, ni a arreglos interminables de nuestras casas o vehículos, ni a un dormir sin parar. Seamos moderados con los dones de Dios y diligentes con Sus llamados.
Jueves 23 de junio
¿De que sirve ganar todo el dinero de esta tierra, pero perder el alma? ¿Para qué ser dueño de muchas casas en este planeta, pero no poseer una morada en el Reino de los Cielos? No es un buen negocio invertir todo lo que tenemos en una moneda devaluada: y en comparación con los tesoros eternos de Dios, toda moneda sufre de depreciación profunda y todo bien material es de escaso valor. No caiga en la mentira de pensar que porque el dinero y los bienes materiales no son en sí mismos pecaminosos, entonces usted no posee una relación pecaminosa con ellos. Su avaricia o su tacañería; su mala mayordomía o su excesiva preocupación por sus ingresos; sus desmedidas horas de trabajo o sus engaños comerciales; en fin, su afecto desmedido hacia los bienes terrenales les transmutan en males en su caso. Arrepiéntase de su idolatría y de su falta de amor al prójimo. Lleve su corazón a Cristo para que sea purificado y, entonces, las prioridades sean ordenadas en su alma. Primero el Reino de Dios y Su justicia, luego las añadiduras terrenales. Recuerde que esto no es ni una sola palabra en contra de los bienes terrenales lícitos, sino una total oposición en contra de los males de su corazón que les pervierten y colocan en posiciones erradas.
Viernes 24 de junio
¿No nos engañemos. Somos expertos engañándonos a nosotros mismos, así que, reitero, no nos engañemos. No disfracemos la pereza en descanso ni enmascaremos nuestro consumismo con supuesta gratitud. Dejemos de hurtar de nuestro deber para nuestro ocio y de nuestro descanso para nuestra avaricia. Alejémonos de todo tipo de hurto. Respetemos la propiedad del otro, la posición del otro y la dignidad del otro. Dejemos de robar tiempo por el que se nos concede un salario; dejemos de hurtar las energías de los demás permitiendo que lleven toda la carga del deber; dejemos de deshonrar a quien le debemos honra y honor porque Dios así lo ha querido. Abandonemos toda acción fraudulenta, toda injusticia, toda falta de misericordia, toda mezquindad, toda opresión, toda envidia… ¿Y cómo lo haremos? Implorando gracia a nuestro misericordioso Señor, y esforzándonos en serio en ella. Sólo Su gracia en nosotros puede vencer todas nuestras inclinaciones ladronas, haciéndonos ricos en contentamiento, gratitud, generosidad, justicia y diligencia.
Sermón de enseñanza
Serie: Carta del Apóstol Pablo a los Efesios
Título del sermón: Viviendo en concordancia con la obra de Dios
Efesios 4:1-2
Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor
Lunes 20 de junio
“Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados». Esto quiere decir que nuestra manera de vivir debe ser consecuente con el llamado que Dios nos hizo a la salvación, es decir, si Dios en verdad nos llamó de muerte a vida nuestra vida no puede reflejar las obras de la muerte; si Dios en verdad nos llamó de esclavitud a libertad nuestra vida no puede reflejar las obras de la esclavitud; si Dios en verdad nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable nuestra vida no puede reflejar aquellas cosas que se hacen y se dicen en las tinieblas. Luego, la expresión “os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” demanda ser interpretada a la luz de una coherencia que tiene que existir entre la obra de Dios en usted y la manera en la que usted anda en Él y para Él.
Martes 21 de junio
¿Qué es humildad? La palabra que usa Pablo proyecta la idea de pequeñez, de alguien que, sin importar los dones que Dios le ha dado, piensa de sí mismo de manera modesta y discreta. Humilde es aquel creyente que busca la gloria de Cristo por encima de cualquier deseo de ser agradecido, nombrado o notado; humilde es aquel creyente que sabe que las capacidades que tiene puede que sean más de las que Dios le ha dado a otros hermanos, pero que no busca que su propia luz irradie o impresione a los hermanos; humilde es aquel que siempre quiere aprender porque sabe que lo que conoce es poco, y en lo poco que conoce puede haber errores; humilde es aquel creyente que de corazón tiene la dicha de ver a los demás como superiores a él mismo.
Miércoles 22 de junio
¡Oh hermanos!, el Apóstol Pablo les ruega a los Efesios a que abracen esta instrucción porque para el mundo el orgullo y la notoriedad son la norma de vida, ¡pero no para los Efesios ni para nosotros! Nuestra norma de vida es la vida del Señor y las enseñanzas de los Apóstoles. ¿No nos dice Santiago ‘recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas’? ¿No nos dice Pablo ‘vestíos de humildad, mansedumbre y paciencia’? Pero sobre todas las cosas, ¿no le dice a usted el Salvador ‘aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón’?
Jueves 23 de junio
En todas las iglesias hay ofensores y hay ofendidos. ¿Importa? ¡Importa!, pero no importa tanto como el deber que TODOS tenemos (ofensores y ofendidos) de aprender a ser más y más humildes, y más y más mansos. Recuerde: mansedumbre es la gracia que Dios obra en nuestros corazones por la que Él nos concede paz, sosiego y quietud en medio de la provocación o la ofensa. Mansedumbre es un producto de la humildad, por lo que en aquella persona en la que no podemos ver la gracia de la humildad, tampoco podremos ver la de la mansedumbre.
Viernes 24 de junio
Soportar al hermano NO significa aguantar al hermano porque toca; soportar al hermano es mucho más que eso. Soportar al hermano es llevar la carga del hermano: es sufrir sus debilidades, es sobrellevar sus falencias, es ayudarle a cargar sus miserias y también lo es el tolerar sus torpezas y nimiedades. ¡Que el Señor les conceda la gracia a nuestros hermanos para que veamos humildad y mansedumbre en ellos! ¡Que el Señor nos conceda la gracia para que nuestros hermanos vean humildad y mansedumbre en nosotros! ¡Que el Señor nos conceda la gracia para que todo el mundo vea como viven los que salvados son!
“Amémonos, hermanos,
Y al mundo pecador
Mostremos cómo viven
Los que salvados son”.