Las Doctrinas de la Gracia
Al hablar de las doctrinas de la gracia, usualmente se hace referencia particular a las 5 enseñanzas bíblicas al respecto de la gracia de Dios manifestada en la salvación del hombre. ¿Pero qué otro nombre reciben estas doctrinas de la gracia? Muchos los llaman «los 5 puntos del calvinismo», como si el calvinismo pudiera ser resumido en 5 puntos, y peor aún, como si estos puntos hubieran sido autoría de Juan Calvino.
Las Doctrinas de la Gracia y el calvinismo
El sistema llamado calvinismo tiene las Sagradas Escrituras como norma suprema de fe y vida, y deriva de ella todas sus enseñanzas. Desde la perspectiva soteriológica, el calvinismo se enfoca en la Soberanía como aquel atributo de Dios por el que Él escoge salvar, a algunos de entre todos los integrantes de la raza humana, por Su gracia y no por las obras de ellos.
El calvinismo es el sistema de enseñanza bíblica que no admite las obras del hombre en su salvación, sino que se centra en la gracia soberana de Dios como única fuente de la salvación del hombre.
Desde la perspectiva soteriológica, ¿qué implica ser Calvinista?
Se podría decir mucho más acerca de un calvinista, pero por ahora definamos a un calvinista en términos de las doctrinas de la gracia.
Así pues, un calvinista es un cristiano que sabe que…
1) De no haber sido por la soberana gracia de Dios, él nunca pudo haber sido salvado. ¿Por qué? Porque consciente de que todas las facultades de su alma se habían corrompido a causa del pecado heredado y adquirido, le era imposible desear, procurar y mucho menos obtener la salvación. El calvinista sabe que de no haber sido por la obra regeneradora del Espíritu Santo quien además de cambiar la depravación reinante en el corazón del hombre, también implantó la fe y el arrepentimiento para vida, él nunca hubiese deseado acercarse a Dios invocando el nombre del Señor Jesucristo.
2) Él o ella no escogieron a Dios, sino que fue Dios quien con soberano amor los amó y los escogió desde «la eternidad pasada», para salvación en Su Hijo Unigénito.
3) Cristo vino a vivir de manera santa y a morir de manera redentora por él, como parte de aquellos a quienes Dios amó desde la «eternidad pasada»
4) El amor de Dios para con él venció el odio suyo para con Dios; es decir, el calvinista es aquel cristiano que agradece a Dios porque fue la gracia de Dios la que venció en él toda oposición para con el Señor. (Benditas cuerdas de amor…)
5) Su salvación no reposa en lo que él haga o deje de hacer, sino que reposa en la perfecta vida, obra, muerte y resurrección del Señor Jesucristo.
Depravación total – Como resultado de la caída del hombre (Adán), toda la raza humana cayó con él, y por ende, el pecado afectó todas las facultades del alma del hombre… es más, lo inhabilitó por completo para obtener la salvación, a causa de que ahora ellos estaban muertos en sus delitos y pecados (Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 3:10-18).
Elección Incondicional – A raíz de lo afirmado en el anterior punto (el hombre está muerto en sus pecados) la Biblia nos enseña que siendo incapaz de iniciar una búsqueda de Dios en sí y por sí mismo, es Dios quien amó y escogió a ciertas personas en su soberana voluntad para salvación. La Biblia afirma que la elección es incondicional; es decir, no está basada ni en lo que el hombre haga o deje de hacer, ni mucho menos en la respuesta del hombre (como creen algunos) (Romanos 8:29-30; 9:11; Efesios 1:4-6, 11-12)
Expiación limitada – Como Dios determinó que solo aquellos a quienes Él amó con amor eterno fueran salvos, el precio que debía pagar el Redentor (nuestro Señor Jesucristo) sólo era por los pecados de aquellos a quienes Él había amado. Es importante aclarar que si bien Dios amó a todo el mundo con un amor general y misericordioso (Dios no odia al mundo), Dios sólo amó de manera eterna, salvífica y particular, a aquellos del mundo a quienes escogió en Cristo para ser salvos (Mateo 1:21; Juan 10:11; 17:9; Hechos 20:28; Romanos 8:32; Efesios 5:25).
Gracia irresistible – Aquellos a quienes Dios eligió, los atrae a Sí Mismo con cuerdas de amor. La obra regeneradora de Dios en el corazón del hombre, hace que ahora el hombre esté dispuesto a venir a Él en arrepentimiento y fe. Como dicen algunos: Cuando Dios llama al regenerado a salvación, es imposible que el hombre regenerado no responda (Juan 6:37, 44; 10:16)
Perseverancia de los santos – Aquellos que Dios ha elegido y atraído a Sí Mismo a través del Espíritu Santo, perseverarán en la fe. Ninguno de los que Dios ha elegido se perderá; ellos están eternamente seguros (Juan 10:27-29; Romanos 8:29-30; Efesios 1:3-14).