¿Todas las predicaciones, son necesariamente prédicas evangelísticas?

Muchas iglesias cristianas están confundidas al respecto de la proclamación del Evangelio. No pocas iglesias creen que predicar un sermón equivale a predicar el Evangelio, ¡y no necesariamente eso es cierto! El Evangelio está contenido en todo el Consejo de Dios (toda la Biblia), pero no toda la Biblia es el Evangelio. Si bien el centro de la Escritura es el Evangelio –repetimos de manera enfática– predicar un sermón no necesariamente indica la predicación del Evangelio.

¿Cómo debe ser los sermones evangelísticos?

En nuestra iglesia, toda sermón evangelístico siempre es precedido por un razonamiento bíblico de la naturaleza del hombre (impudicia, avaricia, indelicadeza, despreocupación espiritual, ateísmo, etc.) y por una exposición de la Ley de Dios que tiene como propósito mostrar el pecado (si es que el Espíritu Santo abre los ojos de quienes escuchan).

Después de este razonamiento, el predicador procede a resaltar la vida, obra, muerte y resurrección del Señor Jesucristo, llamando los pecadores a la fe y al arrepentimiento.

¡Esta es la predicación del Evangelio de gracia y paz de nuestro Señor y Salvador Jesucristo!

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