La amistad pública entre iglesias afines en doctrina es cosa valiosa: debe ser cultivada en oración, y preservada, siempre y cuando la independencia no se vea afectada de ninguna forma. No obstante, la historia nos ha enseñado en repetidas ocasiones que el ‘asociacionismo’ (o la tendencia que tienen algunas iglesias a asociarse porque sí) ha causado grandes e irreparables problemas a muchas de las iglesias locales que pertenecen a esa asociación.

Confesión Bautista de Fe y las Asociaciones

Nuestra Confesión de Fe resalta algunas utilidades de tener comunión entre iglesias, ¡y eso es bueno! … lo que no podemos hacer, es forzar la Confesión a que diga que ‘tiene que existir una asociación’. Claramente la Confesión dice que siempre y cuando se presente la oportunidad y el beneficio, entonces es lícito y benéfico establecer uniones fuertes y sólidas que sólo pueden establecidas si hay firmeza en doctrina y coherencia en la práctica. Pero se insiste: estas asociaciones tienen sus peligros, y no pocos, por cierto. No han sido escasos las instancias en las que surge una asociación con buenas intenciones cuyo objetivo -se argumenta- es animarse las unas a las otras, pero en las que las más influyentes terminan por lo general imponiendo sus ideas, prácticas y propósitos sobre aquellas que son influenciables.

Las Asociaciones y Sus límites

Ninguna asociación (al menos de Bautistas Particulares/Reformados) debe violar, ni directa ni indirectamente, el principio de la independencia de la iglesia local, y mucho menos, inmiscuirse en asuntos internos de la misma, o nombrar pastores para ellas, o ejercer disciplina en ellas, etc. Luego, y a manera simplista, ALGUNAS asociaciones pueden ser de ayuda y edificación mutua, pero por lo general, LA MAYORÍA suelen producir el efecto contrario.

Las Asociaciones no son una obligación

 No es un llamado a que las iglesias Bautistas Particulares/Reformadas se aíslen, ¡no! … es un llamado de advertencia que se hace con cordura y mesura: Piense y ore antes de vincular su iglesia local a una asociación, y no se olvide de consultar la historia: ella testifica del descalabro que asociaciones han causado, so pretexto de impulsar la causa del Evangelio. Participar con otras iglesias en el avance del Evangelio es lícito si se decide proceder de esa manera. No obstante, se debe entender que no es una obligación; es bueno, pero si se decide no formar parte de cierta asociación, no se incurre en nada malo.
¿Mejor solo que mal acompañado? No necesariamente: lo mejor es andar en comunión cercana con otras iglesias, cosechar esa comunión en doctrina y práctica, siempre preservar los muros doctrinales a una buena altura, y jamás sacrificar la independencia. No toda asociación de iglesias es mala, pero muchas causan gran mal a las iglesias que la componen. 

Sea cuidadoso incluso con las Asociaciones Confesionales

No necesariamente por ser confesional, una asociación sea lo que su iglesia necesite. Recientemente han surgido llamados a la unión para la cooperación entre iglesias. Muchas de estas uniones son legítimas y las aplaudimos con prudencia, pues es evidente que son de utilidad para el Cuerpo del Señor. Más no todas lo son, incluso, pese a ser confesionales.
Luego, señor pastor, no escoja por la iglesia: este es un caso típico en el que toda la iglesia debe estar bien informada para tomar una decisión de suma importancia. Plantéese primero si la asociación es necesaria; si lo es, pregúntese: ¿Le he explicado a la iglesia acerca de los beneficios y los peligros de las asociaciones? … también, ¿Cómo se verá afectado nuestro testimonio en caso de un retiro de esa asociación? Dele a la membresía un tiempo prudente para que lo consideren en oración. 
Sea cuidadoso, señor pastor, en buscar asociaciones, recuerde: no tiene que hacerlo porque otras iglesias lo hacen. Sea cuidadoso de no caer en la reciente ‘moda’ del ‘asociacionismo confesional’ porque usted profesa adherencia a una Confesión de Fe. Su labor, antes de buscar asociaciones confesionales entre la iglesia que preside y otras, es buscar la unidad confesional entre los miembros de su iglesia.
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