La escena recurrente que vemos en el «teatro de la redención» es la de la iglesia del Señor como un remanente; como una minoría; como la congregación de los «pocos», en comparación con los «muchos». Luc12:32 No temáis, manada pequeña […]

Consciente o inconscientemente percibimos el número de personas que entran al local de la iglesia semana tras semana. En ocasiones lamentamos la ausencia de hermanos, y en otras oportunidades, nos vemos animados por la compañía de amigos o familiares a quienes hemos extendido una invitación evangelística. Sea cual sea el caso, es indiscutible que el número de asistentes parece tener un efecto sobre algunos creyentes… alentador o desalentador, en proporción al aumento o a la disminución de personas en el local en el que la iglesia se reúne.

Surge ahora una pregunta:

¿Dice el número de personas que asisten a los cultos públicos algo de la bendición de Dios sobre una iglesia?

Si el número de personas que asisten a los cultos públicos programados por la iglesia es elevado, muchos pueden sentirse animados y estar convencidos de que Dios está bendiciendo la iglesia. Dos de las frases más comunes a manera de preguntas, son: “¿Vez cómo Dios está bendiciendo el ministerio de la Palabra?”, o, «¿No crees que Dios nos bendeciría de esta manera, si aquí no se predicase una sana doctrina?«

Pero ese es un razonamiento falaz, pues si el número de personas fuera necesariamente una marca de la bendición de Dios sobre una iglesia, tendríamos que admitir que Su bendición está presente, tanto en los templos donde se practican las falsas religiones, como en las «sinagogas de Satanás» (supuestas iglesias evangélicas en las que todo se hace y de todo se predica, menos a Cristo y a este crucificado.) De cualquier modo, no podemos olvidar que […] vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros (con sus respectivos seguidores) conforme a sus propias concupiscencias. 2 Timoteo 4:3

Establecido el hecho de que el número de asistentes en una iglesia local no necesariamente es prueba de la bendición de Dios sobre una iglesia, su ministro y ministerio, tampoco es sabio apartarnos ciegamente hacia el otro extremo, no considerando que como iglesia tenemos cierta responsabilidad en el asunto.

La Soberanía de Dios y la responsabilidad de las iglesias locales en el número de personas que asisten a los cultos de adoración.

Existen algunas iglesias que se apoyan tanto en la soberanía del Señor, que lamentablemente pierden de vista el papel que juega la responsabilidad de los miembros en el aumento o la disminución de personas que se congregan con la iglesia. En otras palabras, si bien el proceder soberano del Señor es en última instancia la causa primaria de todo lo que ocurre, incluyendo el número de personas que atienden a los cultos, como congregación bíblica no podemos desconocer que algunos aspectos tienen una incidencia directa al respecto de este número. La fiel predicación de la Palabra de Dios, el cuidado de las ovejas del Señor por parte de los ancianos, el testimonio de la iglesia, el amor entre ellos, el buen testimonio de ellos para con los de afuera, y la hospitalidad para con quienes los visitan, entre otros, juegan un papel instrumental en el aumento o disminución de personas. Se resalta el punto: Si bien cuestiones como estas no son la causa primaria de que se reúnan más personas con la iglesia, en última instancia sí pueden incidir, positiva o negativamente, en el número de personas que atienden las convocatorias de la iglesia.

Quizás con mucho más por hablar del tema, una cosa es cierta antes de que perdamos de vista el propósito de este escrito: es voluntad de Dios conceder crecimiento a su iglesia. De qué manera o en qué grado, es algo que no podemos establecer. Versículos como 1 Cor 3:6 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios v7 […] Dios, que da el crecimiento , junto con Efe 4:16 y Col 2:19 hacen mención al crecimiento en el contexto de la iglesia local — La pregunta apropiada entonces sería: ¿De qué tipo de crecimiento hablan estos versículos, ¿del crecimiento en gracia y madurez, o del crecimiento numérico de la iglesia?

Si bien los dos (2) versículos de 1 Corintios hacen referencia al Señor como Aquel que concede fruto a las labores del ministro, y el versículo de Colosenses 2 a algo muy similar (el crecimiento espiritual para la iglesia sólo es concebible en virtud de su a Cristo) ninguno de esos textos debe ser usado como prueba dogmática de que la intención del Espíritu era lo uno (crecimiento en número) o lo otro (crecimiento en gracia)

Lo más seguro que podemos hacer a la luz de las evidencias bíblicas es entender este asunto del crecimiento de la siguiente manera:

Dios dispensa gracia y PUEDE conceder crecimiento en número de asistentes, pero la marca de aprobación Divina de dicho crecimiento (sea este poco o mucho, notable o imperceptible) será esta: la aplicación de la gracia en las conversiones de los pecadores, y una dación de gracia que redunde en la santificación evidente de los santos.

5 cosas que podemos hacer y que afectan positivamente nuestras iglesias

  1. Recordarnos los unos a los otros tanto de nuestras responsabilidades y deberes, siempre teniendo en cuenta que lo hacemos, no lo hacemos para que Dios llene la iglesia de personas, sino que lo hacemos para la gloria de Su nombre, en obediencia a Su Palabra.
  2. Orar para que el Señor bendiga nuestra iglesia con más gracia, y que dicha gracia sea manifiesta en más conversiones, y mayor santificación.
  3. Animarnos los unos a los otros a continuar laborando en la extensión del Reino, siempre teniendo en cuenta de que hay temporadas de cosecha abundante, y que hay otras de aridez y pocos frutos, pero nunca ninguna temporada de infertilidad, lo cual sí sería preocupante.
  4. Proclamemos el Evangelio constantemente, sabiendo que nuestras labores en el Señor no son en vano 1 Cor 15:58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
  5. Ser corteses con las visitas; mostrar interés y amabilidad nunca causan daño, y por lo general, son de provecho para los visitantes.

4 cosas que afectan negativamente nuestras iglesias

  1. Buscar aumentar implícitamente el número de personas que asisten a los cultos públicos por medio de prácticas, que aunque ajenas a la Escritura, cada vez son más comunes incluso en algunos círculos reformados. Ej. La adopción de música en los cultos y la abolición de la Ley de Dios como norma de vida (incluído el 4to Mandamiento)
  2. Dejar de predicar todo el consejo de Dios por miedo a que el número de asistentes rebaje, o predicar un «Evangelio» que no llame tanto a la fe como al arrepentimiento.
  3. Ser negligentes con la Gran Comisión del Señor Jesucristo de predicar el Evangelio a todas las criaturas.
  4. Apatía, descortesía o indolencia con quienes visitan la iglesia, e indiferencia por los perdidos.

3 asuntos a manera de resumen

  1. Dios bendice la fidelidad de las iglesias locales, y responde sus oraciones.
  2. Dios no está obligado a hacer crecer en números exponenciales a cada una de sus iglesias locales, pero sí comprometido a que ellas crezcan Col 2:19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.
  3. Si el Señor bendice a sus iglesias locales con números, ¡alabado sea Él!, cuidémonos de no envanecernos. Pero si el Señor no lo hace de acuerdo con nuestras humanas expectativas, cuidémonos de no desanimarnos.

2 aspectos que no podemos olvidar

  1. Dios no ha llamado a Su iglesia a ser la más numerosa, sino a ser una iglesia fiel.
  2. No busquemos números; busquemos más bendiciones de Su gracia en conversiones y santificación.

1 último pensamiento…

De la misma manera en la que no podemos irnos a un extremo para decir que el número de asistentes a una iglesia es sinónimo de la bendición de Dios, tampoco podemos irnos hacia el otro para afirmar temerariamente que el decrecimiento en número equivale al juicio de Dios. Ambos son pensamientos falaces, comunes de un cristianismo que juzga con los ojos (número) y que no discierne las operaciones del Espíritu (crecimiento en gracia, conversiones, etc.)

Entonces recuerde: puede que el número de personas en una iglesia sea una muestra de la bendición del Señor, pero el punto es: no siempre o no necesariamente así es.

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