Dios No Desampara A Los Suyos
Él dijo: no te dejaré ni te desampararé. Hebreos 13:5
Nuestras promesas, por necesaria consecuencia de nuestra humanidad caída, siempre estarán condicionadas, sujetas a la imprevisión, e inclinadas al incumplimiento. Ya que no trascendemos el tiempo, estamos limitados por él; ya que no trascendemos el espacio, este nos restringe.
El hecho de que no sepamos todo lo que acontecerá ni tengamos el poder para controlar toda circunstancia, nos hace seres impedidos a prometer incondicional y absolutamente cualquier cosa. El hecho de que tengamos corazones sumamente pecaminosos, nos hace falibles en el cumplimiento de una buena promesa. No obstante, a nuestro Señor nada lo coarta ni limita, nada lo restringe ni controla. Sus promesas son confiables, seguras, firmes e inmutables: pues tal como Él es, así Sus promesas son.
Sus promesas son confiables en el tiempo. pues Él está por encima de él, lo creó y lo guía a Sus propios fines. Las promesas de Dios son seguras en todo lugar, pues Su presencia no está delimitada de forma alguna. También son firmes en toda circunstancia; Su voluntad es en Sí misma un decreto de obligatorio cumplimiento.
Un hombre podría prometerle a su esposa jamás desampararla, pero un un horrible pecado o la muerte misma, pondrían fin a esa promesa. Las promesas del hombre quedan sin valor alguno cuando las disposiciones eternas de Dios son diferentes a sus intenciones.
No obstante, cuando el Señor promete «que no nos dejará ni nos desamparará», podemos recibir Su Palabra con plena certeza y esperanza. No importa si paso por el valle de sombra de muerte, o si el Gobierno de mi país falla, o si la sociedad se torna en un caos, o si mi propio pecado me llegase a ensuciar y llevar a un pozo cenagoso, o si mis amigos se apartaran de mí, Dios cumple lo que en Su Palabra promete.
Si nuestro Dios Soberano, Todopoderoso e Inmutable ha hablado, entonces nada ni nadie podrá interponerse frente a lo que Él ha prometido. Su Palabra, que no vuelve a Él vacía sino que hace cumple todo buen propósito para la cual Él la ha enviado, se cumplirá. ¿Y qué ha prometido Dios? Que siempre estará con los suyos. Y Él ha sellado esa promesa con dos grandes negaciones: la primera: nunca te abandonará. la segunda: nunca te desamparará. Un nudo de doble amarre: imposible de romper. Si Él no es hijo de hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepiente, ¿por qué no le dices a tu propia alma… alma mía, ¿qué más necesitas para estar sosegada?
Espera siempre en Dios. Él es tu salvación. Él es el que promete y cumple verdaderamente. ¡Aférrate a la promesa, oh hijo de Dios! ¿Escuchas las burlas del mundo por causa de tu fe en Cristo y de tu andar en justicia? Entonces no te preocupes: aunque todo el mundo te diera la espalda, el Señor nunca te desamparará, y eso es más que suficiente. ¿Ves cómo Satanás viene con furia a devorar tu gozo y tu paz? Entonces no te preocupes, cristiano: el Señor no te dejará a la merced del enemigo de tu alma, a quien Él ya venció.
El contexto de nuestro verso en Hebreos es uno de contentamiento cristiano. Así que: ¿Sólo tienes abrigo y pan? Entonces conténtate y regocíjate en el Señor. ¿Sólo tienes soledad a tu alrededor? Recuerda que la soledad para el creyente es una percepsión y no una realidad, pues Emanuel (que traducido es Dios con nosotros) está contigo. ¿Las tribulaciones te asedian por todo lado? No temas, Él Señor le ha puesto límites a las olas del mar. Aquel que calmó las tormentas y los mares con Su voz, puede hacer de las más temibles tempestades en la vida, grandes bendiciones. Así que no seas un hombre de poca fe ante un Dios de gran poder.
Reto respetuosamente a cualquier cristiano, grande o pequeño, fuerte o débil, erudito o sencillo, a que testifique si su Señor le ha dejado o desamparado. Tal cosa simplemente es imposible, porque Dios «se comprometió consigo mismo» a jamás hacerlo. Incluso antes de salvarte, cuando aún eras su enemigo, su poder te preservaba, y su misericordia estaba a tu lado. Él te amó con amor eterno, en el cumplimiento de los tiempos envió a Su Hijo Eterno a morir por ti, y a su debido tiempo te dio la fe y el arrepentimiento y te salvó.
¿Pasas por el horno de fuego? Escucha bien las palabras del libro de Hebreos en su capítulo número 13, versículo 5: Él dijo: no te dejaré ni te desampararé. Si estás pasando por el horno de fuego bien sea a causa de disciplinas, tratos particulares, u otras buenas Providencias, recuerda siempre que Él lo ha permitido, que lo ha permitido para Su gloria, pero a la vez lo ha permitido para el bien de tu alma. Allí está Él a tu lado, tal y como estuvo con Daniel en el foso de los leones.
Te podrá faltar compañía o podrá escasear el alimento; mil enemigos podrán estar en tu contra, pero Él estará contigo hasta el fin del mundo, y eso implica que estará contigo en medio de las más severas pruebas, dificultades y tribulaciones.
¡Cobra ánimo, hermano! Cobra ánimo en las promesas del Señor.

César García, pastor bautista reformado confesional. Casado hace 23 años con Leticia, mi amada esposa, y con dos hijos. Viví en Londres por casi 18 años. Salvo por la gracia de Dios el 28 de Abril del año 2001. Cursé mis estudios teológicos en el Seminario Bautista Reformado de Londres del Tabernáculo Metropolitano (el de Spurgeon). Reconocido y comisionado por el Dr. Peter Masters y los ancianos y diáconos del Tabernáculo Metropolitano. Sólo un instrumento del Señor para la plantación de Gracia Redentora (Pereira, 2013) y de MIREFORMA (Manizales, 2019). ¿Mi anhelo? Llegar a ser un siervo inútil.