LA UNIDAD CON LA DOCTRINA MÍNIMA, ¿ES ESO BÍBLICO?
Por Jorge E. Castañeda D
La bendita unidad en el cuerpo de Cristo, entre creyentes y entre iglesias, ha de darse sobre la base de la verdad, y se alimentará y mantendrá en cuanto esta sea su patrimonio creciente: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Ef.4:11-13).
Lejos de invitarnos al abandono de la verdad y a fomentar una unidad con el mínimo común de doctrina, lejos de bajar los muros doctrinales para «darnos la mano» con otros en pro del amor, la Biblia establece las verdaderas bases de la unión entre el cuerpo de Cristo. Ese cuadro utópico de andar de la mano con otros saltando en el valle de la paz, con una biblia amputada, cantando cantos de amor, porque los distintivos de la verdad no pueden mantenerse sino solo en detrimento de la verdad, es un engaño y una muestra de hipocresía.
EL LLAMADO BÍBLICO
«Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos»
Efesios 4:3-6
Este texto, en lugar de simplificar y establecer la unidad bajo estándares mínimos, pone un estándar donde solo ahondando en la Palabra de llegamos a la verdadera unidad que es la doctrinal. Note el ideal, unidos en:
- Un Cuerpo (Eclesiología).
- Un Espíritu (Pneumatología).
- Una Esperanza (Escatología).
- Un Señor (Cristología).
- Una Fe (Soteriología).
- Un Bautismo (Sacramentología).
- Un Dios y Padre (Teología Propia)
Creo que no hace falta decir que la doctrina de las Sagradas Escrituras o doctrina de la Palabra de Dios, esta implícita en todas estas.
La verdadera unidad de la iglesia y entre creyentes solo puede darse y mantenerse en términos bíblicos y sobre robustas bases doctrinales, lo demás es compañerismo según el mundo. Por eso la procura no es a rebajar, diluir, esconder o tratar estratégicamente las doctrinas distintivas de la fe cristiana, sino en la clarificación, precisión, edificación y asimilación de las doctrinas bíblicas, en el contexto de un amor honesto, leal y compasivo.
El opuesto a la arrogancia doctrinal que divide y fracciona el cuerpo de Cristo no es la unidad con la doctrina mínima, es un compromiso de verdad doctrinal y amor compasivo que entiende la santificación progresiva de quienes componen el cuerpo de Cristo, lo que incluye la progresiva santificación del compromiso doctrinal. Y sin embargo, despojados de la verdad, quedaríamos solo adheridos a las personalidades de los líderes de cada movimiento, organización o institución que incesantemente nos hacen llamados a la unidad, pero a la unidad a ellos mismos y sus organizaciones particulares. Dios nos guíe.
