¿Qué es adoración a Dios?

Si bien la adoración a Dios incluye una total sujeción a Él de todos los aspectos de nuestras vidas –y eso es muy cierto y válido– la adoración a Dios a la que hacemos referencia como distintivo de nuestra iglesia, es aquella que le rendimos en cada servicio público de adoración, cada vez que nos reunimos.

Así que, adoración a Dios en el contexto de este 5to distintivo, hace referencia a la rendición del ser del creyente ante Dios, mediante los elementos del culto público. Es decir, la adoración a Dios que el creyente le rinde durante el culto público, no se basa en el canto exclusivamente, sino que va desde la reverencia al leer la Palabra, hasta el anhelo de recibir la bendición, claro está, pasando por la oración, la entrega de las ofrendas y la buena disposición para escuchar el sermón.

Entonces, ¿qué de la alabanza y de la adoración en los cultos?

Es común escuchar entre muchas iglesias cristianas que el culto público se divide principalmente (mas no exclusivamente) en alabanza y adoración. El común denominador de esta errada creencia yace en la definición de alabanza como música con ritmo para saltar y brincar, mientras que la adoración es aquella música propicia para levantar las manos y mecerse de un lado para otro.

¿Cómo deberían ser los cultos de adoración en las iglesias bíblicas?

La pregunta suena extraña, pero la respuesta es simple: ¡Deben ser conforme a la Biblia! (la respuesta parece ser obvia) pero permítaseme decir: No. Por estos tiempos, de hecho lo más opuesto a la Escritura que practican las «iglesias cristianas» incluyendo «muchas reformadas» es el culto público de adoración a Dios.

En estos cultos se introducen prácticas no sólo ajenas a la Escritura, sino opuestas totalmente a ella. Los bailes en el templo, las danzas de las bailarinas que se mueven sensualmente, los gritos y el desorden en lugar de reverencia y orden, entre otras cosas, se han convertido en la norma que rige «la adoración a Dios». ¿ A qué se debe esto? A que pastores han permitido que las prácticas mundanas como la adoración cristiana contemporánea entren a la iglesia para jamás volver a salir.

¿Por qué le llamamos mundana a la «música cristiana» con líricas bíblicas?

Si el término mundano es definido como todo aquello que se opone a Dios y a Su Palabra, sigue que todo aquello que no se sujete a la misma está en oposición a Dios, o lo que es lo mismo, es del mundo. Por tanto, el punto no es la lírica; el punto es la música que se usa en el culto público.

¿Pero qué hay del Salmo 150 de David danzando con ropas ligeras?

Ninguna iglesia debería descontextualizar los textos para justificar su adoración. Al respecto de esto, por ejemplo, es común escuchar que cuando se le pregunta a un pastor ¿usted por qué usa una banda, batería, danzas, coros u otros ornamentos? la respuesta es «porque en el Salmo 150 dice esto y aquello» o porque «David danzaba para el Señor».

Un poco menos de orgullo y arrogancia, y un poco más de diligencia en conocer la voluntad revelada de Dios en oración, y estudio de la Escritura, de seguro nos llevará hacia la respuesta: 1) El Salmo 150 no se da en el contexto del culto público, 2) El Salmista no puede contradecir lo que David había ordenado al respecto de los instrumentos en la adoración a Dios, 3) El Salmo 150 usa un lenguaje elevado que evidentemente no puede ni debe ser interpretado literalmente y 4) David danzaba no en el templo sino en una festividad nacional… (estas son sólo algunas de las cosas que se pueden decir en contra de los argumentos de aquellas iglesias que han adoptado una adoración que no es bíblica.

Así pues, cada iglesia del Nuevo Testamento debe adorar a Dios conforme a todo el conjunto de normas explícitas, de principios y de ejemplo que la Escritura nos ofrece.

¿Qué es el principio regulativo?

El principio regulativo (algunos lo llaman el principio regulador de la adoración) es eso: el conjunto de normas explícitas, de principios y de ejemplos en la Escritura por medio de los cuales Dios regula la adoración de su pueblo; es decir, el principio regulativo es la norma suprema que rige cómo Dios debe ser adorado.

Así pues, el principio regulador de la adoración a Dios afirma que las Escrituras brindan el marco preciso en el que los cultos de adoración se deben conducir. De ahí que, en contraposición al principio normativo cuya esencia se resume en «en el culto público, todo aquello que no esté explícitamente prohibido está permitido», el principio regulativo se fundamenta en una premisa opuesta, a saber, «el culto público sólo debe llevarse a cabo con base en aquello claramente estipulado en la Palabra».

¿Cómo son los cultos de adoración en Gracia Redentora?

Nuestros cultos o servicios públicos se sujetan al principio regulador de la adoración, y la liturgia incluye todos los elementos de la adoración a Dios (descritos en la Palabra) y además, obedece a una de las formas más antiguas de la religión cristiana, documentadas magistralmente en los libros de historia del cristianismo. Por ejemplo, para saber cómo adoraban los cristianos en los primeros siglos de la iglesia, sírvase consultar 2000 años del Poderío de Cristo, (sólo está en inglés) escrito por el Dr. Nick Needham.

¿Quiere saber más al respecto del principio regulador de la adoración a Dios y de la música en el culto público?

Le recomendamos estas ponencias:

1 La adoración carismática

2 Las aberraciones en la adoración a Dios

3 La música en la adoración a Dios

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